miércoles, 12 de noviembre de 2008

Poesía de Marcos

Poesía de Marcos

Miro por mi ventana y veo...
veo calles que asustadas se estremecen
La pálida luna en su monótona vuelta
casi como mi vida, la que pronto termina
aquella que llevó mi salud y mi alma
quemada en su hoquera plateada.

Mi casa está vacía, casi como mi alma
sólo quedan migajas
de la vida espantada.

A mi madre adorada le dedico mi muerte.
Ahora ya seré libre
ya me voy con mi gente.

Marcos

La primera imagen son las calles, la segunda... la droga.
Todos los días por lo menos un primate (sepan disculpar las otras especies de monos) se acerca y me pregunta: ¿POR QUÉ? Y la respuesta es tan tan sencilla... POR PODER.
La ley del embudo donde unos pocos se quedan con la torta y los lacayos, junto con la plebe a la que presionan, que pobre tanto de plata como de cultura y de autoestima, sale del barrio con las patitas para adelante. Las mentes más infantiles se conforman con un lugar "reconocido"; mientras que las otras, con una suculenta cuenta bancaria.
Según explica la Lic. L. Armentano de la de la Dirección de Psicología Provincial, muchas veces los conflictos entre pares en la escuela empiezan afuera, en los barrios donde viven o en los lugares donde van a bailar: " Y lo que no se dirimió en el afuera, termina dirimiéndose en el adentro".
Cuestiones territoriales, antagonismos, peleas por un chico o por una chica. Por diferencias en el aspecto físico o por potencialidades intelectuales. Los expertos hablan de esa perturbadora necesidad de "aniquilar" al otro que subyace en todo el problema de la violencia.
Un ex-preso de Batán muy apenado y con nostalgia dijo que la droga había logrado romper los códigos de los delincuentes.

La droga envilece. No hay mayor mentiroso que un adicto. Busquen ayuda, no se puede salir solo de todo este lío... Busquen ayuda.



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