jueves, 4 de diciembre de 2008

Solo Marcos...

No quiero que mires la profundidad
de mis ojos asustados.
Ya no quiero ver
esos caminos cerrados.
No me sirve.
No lo quiero.
No te quiero.
Te quedaste mi frescura,
mi seriedad aburrida...
No te aguanto,
pero no te quiero matar.
No se que quiero
aunque se que te deseo.
Se que no se bien quién sos.
Entonces explicame por qué te di mi corazón.
Te odio
¿o te amo?
Estoy harto que me digan:
se lo que te está pasando.
Si vos nunca lo viviste
no quiero tu comentario.
Se que no creo en el amor
pero es distinto con vos.
No lo voy a aguantar más
la sonrisa mentirosa,
odio eso.
Pero no lo puedo cortar...
entiendan lo que quieran.
Yo no muestro el sentimiento.
Si soy mi mejor victoria,
vos sos mi mejor fracaso.
Y no me canso de decirlo,
esto tiene mil significados.
Se que mi vocabulario
a varios le pasa el trapo.
Si querés que te lo explique
ya sabés donde encontrarme.
Pero no me des problemas
sino te saco matando.

Marcos

Un alma que decide airearse y no va a ceder en su paso.
Te valoro un montón. Abrazote.
Irene

Si algún docente lee lo que escribió Marcos, esto se logra con la la voluntad que da la decisión propia, el estímulo de una docente al vuelo de la expresión y a una preceptora más molesta que una mosca verde; pero sobre todo a la gran Maestra de todos los tiempos, la misma vida.